Foto; Pasión Zaragocista. |
Aquello que nos hiciste vivir en tu presencia tuvo la suficiente intensidad como para atravesar nuestras entrañas y llegar a lo más profundo de nuestros corazones, es cierto que fue una experiencia breve y no tan larga como todos hubiéramos querido pero... ¿Quién dijo que lo vivido se valora por el tiempo más que por el sentimiento de cada acto? Nos regalaste felicidad, nos donaste parte de tu sentimiento y nos obsequiaste con tu presencia y generosidad. Muchos son los que aún hoy te buscan entre las gentes intentando escuchar tu voz entre los ruidos producidos por la muchedumbre. En algún sitio de allá lejos tu silencio mantendrá viva la luz que siempre nos mostraste, mientras tanto, los sentimientos de la mayoría atravesarán los muros, las nubes y las atmósferas hasta llegar a tu lado.
Muchos cierran los ojos para recordar lo que gracias a ti llegaron a ser en el pasado mientras sus pupilas muestren la mirada febril de quien de verdad siente. Todos aquellos que al pensar te recuerdan conservan claras diapositivas que guardan en esa memoria selectiva que hace que tu imagen no se borré jamás de los corazones nobles. Sabemos que nunca más volverás a presidir un partido del Real Zaragoza pero...¿Sabes qué? Aún a pesar del tiempo pasado desde tu marcha muchos aún te vemos saltar enfundando en esa camiseta del equipo aragonés que te robaba el aire cuando miramos al palco. Tu eres el padre de muchos zaragocistas porque nos enseñaste a amar con pasión y con orgullo nos presentaste al mundo. Tú, solo tú con tu fuerza conseguiste que muchos cientos de miles nos comportásemos como una gran bola humana invencible. Te fuiste demasiado pronto y cuando aún nos faltaban muchas cosas por descubrir, pero hoy, 17 años después de tu marcha has vuelto a mi memoria. Ya ves que no te hablo de tu Real Zaragoza, no creas que ignoré el tema, pero es que ese Real Zaragoza se fue contigo. Hasta pronto Don Alfonso...Nos vemos en un ratico.
QUIQUE RIVEROLA
QUIQUE RIVEROLA
"Vivir en los corazones de los que dejamos atrás no es morir". Thomas Campbell.