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En una tierra llena de
sorpresas inesperadas, grandes espacios y buenas gentes, se encuentra una vetusta
radio que aún a pesar de su antigüedad sigue soñando con una legalidad que no posee.
La emisora aludida, además, cuenta con ventajas similares a las disfrutadas por quienes también
tienen las obligaciones propias de quien paga su legalidad. Derechos similares
al resto pero menos obligaciones. Contradicciones del país. Inexplicables
realidades. En esa vieja emisora de río revuelto, y tras falsos discursos sentimentales que buscan conectar emocionalmente con el oyente, se esconden múltiples intereses egoístas y bastardos que abofetean a la verdad.
En esa tierra aludida, de
cuyo nombre no logro acordarme, existe un club de fútbol cuyo trabajo es
juzgado diariamente por la emisora señalada. Juicios interesados por individuos
que ante el poder muestran su constante sumisión, veletas de la vida y falsos
del día a día. Coincidentes y no compañeros que a las espaldas se faltan con
frecuencia. Falsos de la vida. Chupópteros, abrazafarlas, correveidiles y
lametraserillos. Adláteres del poder, estómagos agradecidos, pesebreros que
debiendo servir al ajeno se sirven a si mismos.
En la tierra de las
sorpresas, hace tiempo que no marchan bien las cosas para su equipo de fútbol, quizás fue por esto por lo que quien mandaba y manda, o quizás quienes mandaban sobre quien se supone que mandaba y manda, decidió hace algún tiempo otorgar la presidencia de la entidad deportiva a quien de otro mundo profesional llegaba. Rosas de espinas, espina de rosas. Con la llegada del
nuevo presidente la vetusta radio vio llegar el maná soñado. Desde su llegada,
y curiosamente tan solo hasta su marcha, el medio en cuestión recibió por parte del club una cantidad mensual, de
600 euros, que a través de su fundación, y como promoción de actividades de la
misma, pagó puntualmente. Un maná soñado, en forma de dinero,
que no solo no pareció lícito entonces sino que, además, pareció ser el impuesto
revolucionario con el que se lograron comprar las voluntades de aquellos que se hacían llamar profesionales. Dicen también los rumores, realidad parece si tenemos en cuenta lo apuntado, que en ese vetusto medio un profesional crítico con las
acciones del nuevo presidente, y las tropelías de ese club invadido y saqueado,
escuchó estupefacto como se le prohibió entonces hablar mal del presidente que estuvo y ya se fue, imposición no aceptada por el protagonista aún sabiendo este que el camino de libertad
emprendido tenía el final marcado.
Cuentos de leyenda o
leyendas de cuento. Fábulas del imaginario infantil que corresponden al mundo
de los sueños. Escritor de mundos místicos. Leyendas urbanas que se
convierten en fábulas imaginarias. Chismes, bulos, embustes o patrañas que si
en algo se parecen a la realidad es pura coincidencia. Lo escrito…un cuento,
sin más.
QUIQUE RIVEROLA
"El delito de los que nos engañan no está en el engaño, sino en que ya no nos dejen soñar que no nos engañarán nunca" Victor Ruiz Iriarte