viernes, 3 de enero de 2014

El descenso del Real Zaragoza a la Tercera División y la llegada de “Los Millonarios”

Foto. Internet
En 1947 no sólo el miura Islero mató a Manolete...ese año el Zaragoza dio con sus huesos en el infierno de la Tercera División, una categoría en la que debutó con un equipo cogido con alfileres. A comienzos de año el entrenador Sorribas tuvo que dimitir sustituyéndole Soladrero. El equipo terminó tercero, una posición que le obligó a jugar un año más en la división de bronce. Al terminar la temporada se hizo cargo del club Jesús Valdés, quien llegó con nuevos bríos, fue precisamente él quien devolvió la ilusión a la triste y desesperada afición aragonesa. A partir de esa campaña, temporada 48/49, el equipo comenzó a dar otras sensaciones con Paco Bru en el banquillo. El ascenso se vio venir durante una campaña regular y extraordinaria, aunque esta meta no se alcanzó hasta el último encuentro de Liga tras empatar a dos contra el Atlético Baleares.

El Zaragoza regresó a la segunda división del fútbol español y los aficionados volvieron a soñar con el regreso a la máxima categoría una década después. A punto estuvo el equipo de alcanzar el objetivo tras su primera temporada en la división de plata, pero el Zaragoza no pudo pasar de la cuarta posición. Al finalizar esa campaña dimitió Jesús Valdés, y fue José Descartín quien se hizo cargo de la presidencia, aunque su paso fue fugaz, el 30 de enero de 1950 fue nombrado nuevo presidente del club Don Julián Abril. Como responsable técnico se nombró a un Juanito Ruiz, quien pronto fue sustituido por un Planas al que le fue imposible lograr el ascenso, el Zaragoza volvió a ser cuarto.

En la campaña 50/51 el Zaragoza volvió a saborear las mieles del éxito con el ascenso a la primera división. El Zaragoza logró el ascenso y el Doctor Abril fue sacado a hombros. Bajo la personalidad del Doctor Abril llegaron al equipo dos internacionales que habían triunfado en el Mundial de Rio, Rosendo Hernández y Gonzalvo. El primero, especialmente, fue un fichaje que resultó astronómico para aquellos tiempos, el presidente del Real Zaragoza, Julián Abril, quien como primer objetivo quería lograr el ascenso a Primera División para después relanzar al club hacia objetivos más ambicioso, desembolsó 600.000 pesetas al Espanyol y pagó una ficha de 315.000 pesetas al jugador cuando el límite reglamentado por la Federación Española de Fútbol estaba establecido en 2.500. El equipo se ganó, por lógica, el sobrenombre de "Los Millonarios". El presidente solicitó una derrama de 500 pesetas a los socios, que cumplieron con puntual fidelidad, para afrontar un presupuesto próximo a los seis millones de pesetas. La prensa lo calificó entonces como el mejor equipo de la historia.

                                                     QUIQUE RIVEROLA

"El único deber que tenemos con la historia es rescribirla" Oscar Wilde. 

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