viernes, 21 de marzo de 2014

El Real Zaragoza recupera el liderazgo perdido en el banquillo

Foto. Heraldo 
La importancia del entrenador en el mundo del fútbol es incuestionable aunque los propios protagonistas sean quienes con mayor fuerza rechacen el protagonismo que les corresponde. Un técnico no debe conocer solo de fútbol, el entrenador debe ser un líder capaz de conocer las carencias y virtudes del equipo transmitiendo sin imposiciones dictatoriales sus ideas, pensamientos y filosofías. Todo el mundo sabe dar órdenes pero no todos consiguen logran motivar al receptor sin la necesidad de imponer la razón sin haberla argumentado.

El Real Zaragoza llevaba tiempo sin presentar ante los suyos a un técnico contundente que demostrase su experiencia en cada uno de sus actos. Víctor Muñoz por si solo es capaz de cuadrar a los suyos, de transmitir y recibir respeto, de convencer sin imponer y de mostrar una profesionalidad siempre necesaria en un equipo que llegó a parecer amateur. El equipo aragonés ya tiene el líder que debe gobernar todo banquillo, tan solo su trayectoria, tanto de jugador como de entrenador, debe servir para intimidar a unos jugadores que jamás llegaron a pensar que pudieran conocerlo. Pero ni mucho menos la presencia de Muñoz es garantía de éxito, nadie debe dejarse convencer por el optimismo tras tantos años de engaños y excesos de confianza, la situación es complicada y me temo que así seguirá siendo, el objetivo debe ser una triste permanencia que el equipo no tiene asegurada. No es bueno lanzar las campanas al vuelo, yo ya no creo en las personas que hasta Zaragoza llegan, creo en los hechos, las evidencias y los resultados. En el balón.

Víctor Muñoz intentará transmitir a los suyos lo que fue como jugador, aquella virtud inolvidable que le permitió ser un pulmón con raza y con coraje es la mayor carencia de un equipo ahogado y sin alma. Cualquier técnico que quiera triunfar deberá aspirar a ser el líder de los suyos, nunca el jefe, ahí está el error de muchos que acaban siendo los jefes que quieren ser pero sin capacidad de liderazgo, eso no vale. La idealización de un estilo de juego minimiza la capacidad del entrenador, sin dejar de defender una filosofía el preparador debe ser capaz de adaptar su película futbolística a aquellos actores de los que dispone. Potenciar el modelo de juego durante los entrenamientos debe ser el primer paso para un equipo que, como sucede con el Real Zaragoza, no tiene apariencia de trabajado. El primer objetivo de Víctor Muñoz debe ser el de dotar de un sistema defensivo a un equipo flácido en semejante tarea, para ello deberá aportar físico a una plantilla decrépita.


En el mundo de los banquillos se habla mucho de tecnicismos cuando lo realmente importante es ser un maestro de la percepción de los errores que los tuyos comenten, si eso no se percibe lo demás no sirve de nada. El Real Zaragoza debe dejar de ser una plantilla para ser un equipo, a partir de ahí, y solo entonces, puede lograrse el objetivo de la permanencia aún a pesar de las dificultades, que existen…y muchas.  

"El trabajo en equipo es la esencia de la vida. Todos somos jugadores de un equipo, nos demos cuenta o no", Pat Riley.

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