Foto. Heraldo |
La importancia del entrenador en
el mundo del fútbol es incuestionable aunque los propios protagonistas sean
quienes con mayor fuerza rechacen el protagonismo que les corresponde. Un técnico
no debe conocer solo de fútbol, el entrenador debe ser un líder capaz de conocer
las carencias y virtudes del equipo transmitiendo sin imposiciones dictatoriales
sus ideas, pensamientos y filosofías. Todo el mundo sabe dar órdenes pero no
todos consiguen logran motivar al receptor sin la necesidad de imponer la razón
sin haberla argumentado.
El Real Zaragoza llevaba tiempo
sin presentar ante los suyos a un técnico contundente que demostrase su
experiencia en cada uno de sus actos. Víctor Muñoz por si solo es capaz de
cuadrar a los suyos, de transmitir y recibir respeto, de convencer sin imponer
y de mostrar una profesionalidad siempre necesaria en un equipo que llegó a parecer amateur.
El equipo aragonés ya tiene el líder que debe gobernar todo banquillo, tan solo
su trayectoria, tanto de jugador como de entrenador, debe servir para intimidar
a unos jugadores que jamás llegaron a pensar que pudieran conocerlo. Pero ni
mucho menos la presencia de Muñoz es garantía de éxito, nadie debe dejarse
convencer por el optimismo tras tantos años de engaños y excesos de confianza,
la situación es complicada y me temo que así seguirá siendo, el objetivo debe
ser una triste permanencia que el equipo no tiene asegurada. No es bueno lanzar
las campanas al vuelo, yo ya no creo en las personas que hasta Zaragoza llegan,
creo en los hechos, las evidencias y los resultados. En el balón.
Víctor Muñoz intentará transmitir
a los suyos lo que fue como jugador, aquella virtud inolvidable que le permitió
ser un pulmón con raza y con coraje es la mayor carencia de un equipo ahogado y
sin alma. Cualquier técnico que quiera triunfar deberá aspirar a ser el líder de
los suyos, nunca el jefe, ahí está el error de muchos que acaban siendo los
jefes que quieren ser pero sin capacidad de liderazgo, eso no vale. La
idealización de un estilo de juego minimiza la capacidad del entrenador, sin
dejar de defender una filosofía el preparador debe ser capaz de adaptar su
película futbolística a aquellos actores de los que dispone. Potenciar el
modelo de juego durante los entrenamientos debe ser el primer paso para un
equipo que, como sucede con el Real Zaragoza, no tiene apariencia de trabajado.
El primer objetivo de Víctor Muñoz debe ser el de dotar de un sistema defensivo
a un equipo flácido en semejante tarea, para ello deberá aportar físico a una
plantilla decrépita.
En el mundo de los banquillos se
habla mucho de tecnicismos cuando lo realmente importante es ser un maestro de
la percepción de los errores que los tuyos comenten, si eso no se percibe lo
demás no sirve de nada. El Real Zaragoza debe dejar de ser una plantilla para
ser un equipo, a partir de ahí, y solo entonces, puede lograrse el objetivo de
la permanencia aún a pesar de las dificultades, que existen…y muchas.
"El trabajo en equipo es la esencia de la vida. Todos somos jugadores de un equipo, nos demos cuenta o no", Pat Riley.
"El trabajo en equipo es la esencia de la vida. Todos somos jugadores de un equipo, nos demos cuenta o no", Pat Riley.
No hay comentarios:
Publicar un comentario