sábado, 1 de marzo de 2014

Isco; el mago imprevisible

Foto. Libertad Digital

Sin la necesidad de poseer la varita que siempre porta el mago con elegancia muestra Isco su magia cuando se hace dueño de ese esférico perfecto que con sus pies acaricia. La estela de su arte es infinita convirtiendo en eternos sus momentos. Su cualidad sobrenatural le permite transformarse en ese contorsionista al que todo el mundo admira. Sus acciones son tan imprevisibles que hasta es capaz de sacar del conejo el sombrero cuando todos esperan lo contrario. Un mago que ha dejado de presentarse en su hábitat natural abandonando un escenario que ocupará en breve aunque para ello tenga que cambiar de compañía. Demasiada magia para un banquillo aunque este sea de oro.

Isco lo es todo sobre el campo dejando a un lado la portería y la defensa, el resto de posiciones las controla y las domina con arte, se las come. Es diferente, imprevisible, mágico, talentoso, anárquico pero ordenado, solidario y disciplinado…Es magia. Ayuda a su equipo cuando llegan los problemas para sacar el balón, otorga el gol a los compañeros con ese último pase que algunos ni tan siquiera podrían imaginar, se asocia con generosidad y anota con una definición matemática y plástica. Cuando él está sobre el prado el balón lo sabe porque influye en él; lo pide, lo controla, lo tiene, lo dirige y lo mima. Genera espacios y su peligro es evidente y constante, por el centro, por las bandas, de frente o de espaldas siempre mira a la cara.

Isco es un artista que debe mostrar su arte de forma constante, sus escasos minutos le han arrebatado el protagonismo principal que merece y que recuperará seguro aunque tenga que emprender un largo viaje. El futbolista tiene la calidad suficiente como para ser protagonista en el Real Madrid o deslumbrar en el Barcelona, pero el primero no le concede los minutos merecidos y en el segundo no parece que pueda jugar a corto plazo…todo hace indicar, si las cosas no cambian, que en breve podría mostrar sus trucos fuera de España aún siendo protagonista, como así será, de la selección nacional. Demasiada magia para un banquillo aunque este sea de oro blanco. Lo que es inegable es que, cueste lo que cueste, no cuesta nada.

                                                QUIQUE RIVEROLA

"El arte no es una cosa sino un camino", Elbert Hubbard

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