Foto. Libertad Digital
Sin la necesidad de poseer la
varita que siempre porta el mago con elegancia muestra Isco su magia cuando se
hace dueño de ese esférico perfecto que con sus pies acaricia. La estela de su
arte es infinita convirtiendo en eternos sus momentos. Su cualidad sobrenatural
le permite transformarse en ese contorsionista al que todo el mundo admira. Sus
acciones son tan imprevisibles que hasta es capaz de sacar del conejo el sombrero
cuando todos esperan lo contrario. Un mago que ha dejado de presentarse en su
hábitat natural abandonando un escenario que ocupará en breve aunque para ello
tenga que cambiar de compañía. Demasiada magia para un banquillo aunque este
sea de oro.
Isco lo es todo sobre el campo
dejando a un lado la portería y la defensa, el resto de posiciones las controla
y las domina con arte, se las come. Es diferente, imprevisible, mágico,
talentoso, anárquico pero ordenado, solidario y disciplinado…Es magia. Ayuda a
su equipo cuando llegan los problemas para sacar el balón, otorga el gol a los
compañeros con ese último pase que algunos ni tan siquiera podrían imaginar, se
asocia con generosidad y anota con una definición matemática y plástica. Cuando
él está sobre el prado el balón lo sabe porque influye en él; lo pide, lo controla,
lo tiene, lo dirige y lo mima. Genera espacios y su peligro es evidente y
constante, por el centro, por las bandas, de frente o de espaldas siempre mira
a la cara.
Isco es un artista que debe
mostrar su arte de forma constante, sus escasos minutos le han arrebatado el
protagonismo principal que merece y que recuperará seguro aunque tenga que
emprender un largo viaje. El futbolista tiene la calidad suficiente como para
ser protagonista en el Real Madrid o deslumbrar en el Barcelona, pero el
primero no le concede los minutos merecidos y en el segundo no parece que pueda
jugar a corto plazo…todo hace indicar, si las cosas no cambian, que en breve
podría mostrar sus trucos fuera de España aún siendo protagonista, como así
será, de la selección nacional. Demasiada magia para un banquillo aunque este
sea de oro blanco. Lo que es inegable es que, cueste lo que cueste, no cuesta
nada.
QUIQUE RIVEROLA
"El arte no es una cosa sino un camino", Elbert Hubbard
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