Foto. Marta G.Brea |
Sin querer faltar, porque no es
mi estilo, sí que pretendo definir al profesional cuando al nombre de Paco
Herrera enlazo el adjetivo de pusilánime, aunque, por no mentir, más que definir lo que hago es utilizar una
definición que para referirse a el ténico utiliza alguna de las personas que agarra
las riendas del Real Zaragoza.
Sin duda alguna no parece haber
mejor ejemplo que el entrenador del Real Zaragoza para mostrar con sus actos lo
que entraña la palabra pusilánime; falto de ánimo y valor para soportar las desgracias o
hacer frente a grandes empresas. A estas alturas no parece que Paco Herrera tenga el suficiente carácter como para hacer frente a las dificultades que puedan aparecer en el camino. El técnico quiso sacar su
temperamento tras el partido frente a el Murcia y se defendió con las excusas del
cobarde que juzga al prójimo sin haberse analizado antes. Hablar de la
actuación arbitral es el discurso del charlatán que quiere desviar la atención
o la disertación de aquel que poco sabe del tema tratado. Señalar a la
grada como responable de la disgregación es más un acto temerario que un
discurso con razón…pero más fuerte es pensar que el respeto se regala cuando
es uno mismo quien debe ganárselo o afirmar sin vergüenza que el equipo debería tener ocho puntos más si no llega a ser por las actuaciones arbitrales. Increíble, pero
cierto.
En esto del fútbol, existe la tendencia
a negar la evidencia cuando esta no interesa, es lo que suele pasar. Muchos son
los que guiados por sentimientos o por intereses bastardos no quieren ver la
realidad porque esta no es ni la deseada ni lo esperada, porque es mala,
desagradable…Pero siento recordar que nunca es triste la verdad, lo que no
tiene es remedio. Mientras muchos miren a ambos lados como quien chuta piedras
la verdad nos seguirá devorando.
Con estas humildes lineas no pretendo juzgar a nadie sino dar mi humilde opinión sobre el discurso de un técnico que no nunca me convenció. Con esta disertación escrita tan solo quiero mostrar mi sentir ante la forma de actuar de Paco Herrera como entrenador del Real Zaragoza. Nada tiene que ver aquí lo profesional con lo personal, aunque para algunos que siguen la actualidad diaria del equipo aragonés se haga difícil el juzgar el trabajo del entrenador y los suyos tras haber recibido las palmadas y las risas de quienes deben ser juzgados, estos últimos lo saben y lo explotan. Una sonrisa a tiempo, una palmada o un saludo sin más es capaz de robar el alma de muchos de los que deben criticar.
Le recuerdo a Paco Herrera, y esto es información, que hace
algunas semanas Pitarch mostró una lista de futuros entrenadores del equipo aragonés al señor
Iglesias; un argentino, ya descartado por su precio, del que a día de hoy sigo sin conocer el nombre, Abel
Resino, José Bordalás y Juan Carlos Mandía, precisamente es este último, aunque a principios de mes firmase por el Alavés y convirtiese los deseos de Pitarch en casi un imposible , el
candidato número uno del Director General, quien por cierto hace tiempo desea
cambiar de técnico. Agapito, mientras tanto, siguen pensando que Larraz sería
la mejor apuesta. Con estas humildes lineas no pretendo juzgar a nadie sino dar mi humilde opinión sobre el discurso de un técnico que no nunca me convenció. Con esta disertación escrita tan solo quiero mostrar mi sentir ante la forma de actuar de Paco Herrera como entrenador del Real Zaragoza. Nada tiene que ver aquí lo profesional con lo personal, aunque para algunos que siguen la actualidad diaria del equipo aragonés se haga difícil el juzgar el trabajo del entrenador y los suyos tras haber recibido las palmadas y las risas de quienes deben ser juzgados, estos últimos lo saben y lo explotan. Una sonrisa a tiempo, una palmada o un saludo sin más es capaz de robar el alma de muchos de los que deben criticar.
QUIQUE RIVEROLA
"Se puede engañar a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el tiempo". Abraham Lincoln.
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