Foto. Internet. |
Allá por 1981, durante la primera campaña del Club
Baloncesto Zaragoza, la entidad aragonesa ya parte con el patrocinador de Skol,
firma cervecera que ya venía patrocinando al Centro Natación Helios. Cabe
destacar también el apoyo importante de la compañía de seguros Mare Nostrum y
Agrar, firmas que se reparten los espacios publicitarios entre los equipajes de
los jugadores. El presupuesto de entonces era de 30 millones, y la masa social
de aquella época de 450 abonados.
Pero el día más importante y trascendental
para la historia del club se produce el 20 de Julio de 1982, cuando se llega a
un acuerdo de esponsorización con la Caja de Ahorros de la Inmaculada, acuerdo
que fue destacado entonces por todos los periodistas deportivos de la época a
nivel nacional. No en vano, el acuerdo con la CAI constituyó un éxito al
conseguir que una entidad financiera se dedicase a apoyar el deporte regional.
Esta relación contribuyó a asegurar el presente dando tranquilidad para el
futuro. El contrato fue firmado para
cuatro temporadas con dos clásulas importantes: esas firmas tan solo tendrían
validez siempre y cuando el equipo permaneciese en la primera división y cambiaría
su denominación teniendo como nombre CAI y como apellido Zaragoza. El acuerdo
económico fue ratificado por Don Manuel Sola, por aquel entonces director
general de la CAI, y por José Luis Rubio, presidente del Club Baloncesto
Zaragoza, el montante económico ascendía a casi cincuenta millones de pesetas. Para
la primera temporada 10.200.000 pesetas, para la segunda campaña 12.000.000
millones, para la tercera temporada 13.200.000 pesetas y para la cuarta, temporada
1985/86, 14.400.000 pesetas.
Según publicó el Heraldo de Aragón el 21 de Julio
de 1982, para la Caja, palabras de Don Manuel Solá, “La postura de la Caja no
es tanto por inversión sino por vocación”. También en las mismas páginas, José
Luis Rubio, destacó el apoyo de la Caja no al baloncesto en particular sino al
deporte aragonés en general.
QUIQUE RIVEROLA
"La historia cuenta lo que sucedió; la poesía lo que debió suceder". Aristóteles.
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